Death Stranding 2: On the Beach ha sido visto por muchos como una evolución clara respecto al primer juego, tanto en jugabilidad como en narrativa. Hideo Kojima confirmó que el equipo tomó la decisión consciente de reducir los picos de dificultad, con el objetivo de evitar momentos que hicieran que los jugadores abandonaran la experiencia a mitad del recorrido.
En una entrevista, Kojima explicó que uno de los mayores retos fue mantener la esencia del Death Stranding original sin repetir sus aristas más frustrantes. Para lograrlo, el estudio optó por dar más herramientas al jugador, como una mayor variedad de vehículos, facilitando la forma de afrontar los obstáculos sin romper el tono ni las mecánicas centrales del juego.
El director también reconoció que el primer Death Stranding fue diseñado deliberadamente con elementos “extremos”, los cuales provocaron que muchos jugadores abandonaran el juego en momentos clave. Uno de los ejemplos más claros fue la misión temprana en la que se debía transportar y cremar el cuerpo de la presidenta Bridget Strand, una sección que resultó demasiado dura para parte del público. Según Kojima, la secuela evita este tipo de situaciones abruptas.
Sin embargo, suavizar estos aspectos también tuvo consecuencias. Kojima admitió que algunos jugadores más hardcore que apreciaban la dureza del título original tuvieron una recepción tibia de la secuela. Esto refleja el delicado equilibrio que los desarrolladores deben encontrar entre ampliar la accesibilidad y no perder a su audiencia más fiel.

Death Stranding 2: On the Beach se lanzó este año en PS5, y aunque aún no ha sido confirmado oficialmente, su llegada a PC parece probable. De cara al futuro, Kojima señaló que no planea dirigir Death Stranding 3, aunque ya tiene el concepto escrito y le gustaría que otro equipo continúe la saga. Mientras tanto, Kojima Productions trabaja en OD y Physint, sus próximos proyectos.





