Final Fantasy XVI es, en mi opinión, uno de los mejores juegos del 2023 y totalmente merecedor de competir lado a lado con los mejores de aquel gran año, sin importar lo que diga la lista de nominados al máximo galardón de los pasados The Game Awards 2023. Pero curiosamente fue durante ese mismo evento que el excelente título de Square Enix no solo mostró el primer vistazo oficial a sus nuevos DLC, sino que también lanzó el primero de ellos ese mismo día para total sorpresa de todos sus seguidores.
Titulado «Echoes of the Fallen», este contenido descargable marca la primera mitad del recien anunciado Pase de Expansión y, si nos basamos en lo dicho por sus desarrolladores incluido el famoso productor Naoki Yoshida, solo existe gracias al gran deseo de los fans por pasar más tiempo en el mundo de Valisthea junto a Clive Rosfield y compañía.
Sin embargo, a pesar de ser uno de solo dos capítulos DLC, también es el más pequeño de los dos y esto se refleja claramente en su reducida duración y alcance, siendo poco más que un solo calabozo, una corta historia y un divertido puñado de duros bosses que pondrán a prueba a quienes ya han acabado la campaña original ¿Será suficiente excusa para regresar a Final Fantasy XVI? Pues aunque ciertamente hubiera preferido un paquete más robusto con mayor énfasis en la trama, debo decir que los amantes de la acción y las excelentes peleas del original verán su inversión recompensada, aunque no de forma particularmente sobresaliente.
«Echoes of the Fallen» toma lugar justo antes del capítulo final de Final Fantasy XVI por lo que si aun no has completado la campaña tienes mucho por hacer antes de siquiera pensar en jugar el DLC. De hecho, el nuevo contenido cuenta con requisitos bastante exigentes para iniciarlo. Para empezar, tienes que haber desbloqueado el acceso a la última misión llamada «De Regreso al Origen» o en su defecto contar con una partida salvada luego de ver los créditos finales que te devuelve justo a este punto.
Pero eso no es todo, además tienes que superar dos misiones secundarias que probablemente has ignorado antes de cerrar tu aventura. Estas misiones llevan el nombre «Priceless» (Invaluable) y «Where there’s a will» (Dónde hay voluntad) que sirven para desbloquear a Joshua Rosfield y Jill Warrik respectivamente como compañeros permanentes en tu party. De hecho el quest de Jill no es muy complicado ni largo, pero «Priceless» puede tomarte hasta una hora al tener sus propios pre-requisitos en la forma de las misiones: «Cut from the Cloth» y «Phoenix Heal Thyself» (Fénix, cúrate a ti mismo)
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Si bien todo lo anterior no es parte del contenido de estreno, vale la pena mencionarlo ya que te deja en claro que la expansión está dirigida exclusivamente a jugadores experimentados que muy probablemente ya han acabado la campaña y que incluso han invertido el tiempo suficiente para cerrar varios escenarios opcionales. Considerando que las misiones secundarias son uno de los puntos más flacos de Final Fantasy XVI, debido a su monotonía e inferiores sub-tramas, no me sorprendería que la mayoría tenga que retomar algunas tareas previamente dejadas de lado antes de empezar el DLC. A esto hay que sumarle también que los enemigos que vas a enfrentar cuentan con un nivel muy cercano al máximo inicial (nivel 50) así que dependiendo que tan hábil seas, puede que necesites un poco de preparación previa. En pocas palabras, si aun no has acabado la campaña, mejor ni te apures en comprar esta expansión.
Una vez que logras cumplir todos los requisitos arriba listados, basta con dirigirte con Charon, la mercader de tu escondite, para iniciar «Echoes of the Fallen». Clive y compañía descubren la aparición de un nuevo tipo de cristal mágico de apagado color llamado «Dusk Crystal». Las oscuras gemas cuentan con una potencia muy inferior en comparación con los cristales que la gente solía usar en hechizos mágicos del día a día; pero debido a los eventos de la historia central, aquellos cristales ya no funcionan dejando a la población sin su gran beneficio y desesperados por un remplazo. Un misterioso trio de mercaderes decide aprovechar la situación para minar «Dusk Crystals» e inhundar el mercado traficando las piedras de baja calidad que suelen quebrarse luego de uno o dos usos.
La pequeña trama de Echoes of the Fallen puede dividirse en 2 etapas. La primera de ellas consiste en nuestros héroes tratando de descubrir al origen de los Dusk Crystals que han llegado a manos del público. Esta sección tiene una duración aproximada de una hora y media a 2 horas y puede ser un tanto aburrida pues solo consiste en viajar de un punto a otro del mapa y enfrentar unos cuantos enemigos que ya has visto previamente. En ese sentido, esta parte es prácticamente idéntica a una misión secundaria cualquiera y cuenta con los mismos problemas de monotonía.
Es en esta primera mitad donde también notamos uno de los principales puntos débiles de este DLC: La débil trama. Si bien el misterio detrás del origen de los Dusk Crystals, la aparición del lúgubre calabozo conocido como la Sagespire y la relación de ambos elementos con la antigua civilización conocida como los «Caídos» parece tener potencial al inicio; pronto te das cuenta que nada de lo que ocurre aquí tiene peso ni consecuencia en el mundo de Valisthea o la vida de tus protagonistas y lo que se narra es tan solo una excusa para el plato principal: Las peleas.
Esto me lleva a la segunda mitad de la aventura: El recorrido dentro de la Sagespire. Esta ancestral estructura se erige sobre el continente en respuesta a las acciones de los mercaderes como una gran torre rodeada de una colección de faros luminosos. Dentro de ella, reside la entidad responsable por la aparición de los cristales oscuros; pero lo más importante es que también es el hogar de algunos de los enemigos más poderosos en todo Final Fantasy XVI y el gran «Plato De Fondo» de esta breve experiencia.
Con una duración aproximada de 2 horas (dando un total de 3 a 4 horas máximo para todo el DLC) la Sagespire es el equivalente a los clásicos calabozos secretos «end-game» que tantas vemos hemos visto en otras entregas de la franquicia como las «Pitioss Ruins» de Final Fantasy XV, las islas del cielo y el infierno en Final Fantasy VIII o los duelos contra las «Weapons» de Final Fantasy VII. Si bien aun queda algo de historia que contar, su importancia es mínima y el énfasis dentro de la Sagespire está totalmente puesto sobre el combate y algunos de los enemigos más temibles.
Respetando el ya impresionante apartado audiovisual que posee Final Fantasy XVI, la Sagespire cuenta con un acabado majestuoso que representa muy bien el ya conocido estilo arquitectónico propio de los Caidos. El lugar está lleno de grandes columnas y pasadizos flotantes con una generosa cantidad de arcos y otros adornos de estilo gótico. Sus ambientes de color marfil combinados con varias luces de neón azules casi fosforescentes generan una extraña combinación de una era antigua con tecnología moderna, que el mundo de Valisthea aun está a muchos años de alcanzar, dando una sensación de estar metido en una estructura alienígena que gracias a la voz de su computadora de seguridad parece por momentos cobrar vida.
Y aunque tienes bastantes momentos para apreciar la hermosura del lugar que te rodea, normalmente tienes que estar atento a las múltiples amenazas que aquí viven. Los clásicos «robots» guardianes de los Caidos y monstruos de tipo Akashik como duendes y chocobos corruptos suelen esperarte en algunos pasillos y amplias salas diseñadas para luchar. Si bien ninguno de estos rivales es nuevo, todos cuentan con un nivel de poder de 45 o superior, convirtiéndolos en trampas mortales si te descuidas o si tu personaje no tiene el nivel apropiado. Sé que ya dije esto antes pero «Echoes of the Fallen» está dirigido en exclusiva a aquellos que ya han completado la campaña original y tienen personajes muy fuertes. Si no es el caso, puede que te convenga entrenar un poco pues los enemigos no tendrán piedad de tí.
Lo que si es nuevo, son los varios bosses que enfrentas dentro de la Sagespire. Un total de 5 jefes de estreno cuidan los distintos pisos de la torre. Dos de ellos son versiones especiales de monstruos clásicos que ya has visto antes, mientras que los otros son robóticos guardianes creados por los Caidos armados con una temible combinación de masivos hechizos y veloces ataques físicos que pondrán a prueba tus reflejos para utilizar las siempre útiles evasiones de Clive. Estos oponentes, usualmente de gran tamaño, son sin duda alguna el mayor reto que vas a encarar en «Echoes of the Fallen». Por suerte, todos son bastante divertidos y cuentan con una generosa variedad de patrones llenos de rayos lásers, explosiones y hechizos locos que debes aprender a evadir o contra-atacar. No obstante, existe un rival particularmente sobresaliente y se trata nada más y nada menos que del boss final del DLC: El Eikon mecánico, Omega.
Quienes tengan experiencia en Final Fantasy, saben muy bien que el nombre «Omega» se le otorga solamente a los contrincantes más poderosos de cada entrega, aquellos que incluso superan al jefe final de la campaña y suelen esconderse en calabozos o áreas creadas para los jugadores más diestros y mejor equipados. El Omega de Final Fantasy XVI no es la excepción. Luciendo una apariencia de araña mecánica, esta colosal criatura de metal se desliza a altísima velocidad por su escenario colocando trampas láser en el piso, lanzando lluvias de balas de energía y tratando de aplastarte con sus enormes extremidades. Aquí tienes que usar tus mejores técnicas para perseguirlo constántemente y reducir la distancia entre ambos. No esperes que Omega te de amplias ventanas para contra-atacar, es necesario que te muevas entre ataques y lo golpees al mismo tiempo que esquivas sus embates reduciendo poco a poco su amplia barra de vida.
No quiero spoilear más de esta lucha pues es ciertamente una de las más emocionantes que me ha brindado Final Fantasy XVI y compensa en gran medida las falencias narrativas o de cantidad de contenido de «Echoes of the Fallen». Creo que lo único que le faltó fue una nueva secuencia controlando a Ifrit; pero aun sin ello, este duelo es todo un espectáculo de acción, combos y velocidad. Por cierto, si lo derrotas, recibes los materiales necesarios para crear la nueva mejor arma de esta entrega, así que vale la pena que lo hagas antes de que llegue el segundo DLC ya anunciado (titulado «Rising Tide») a mediados del 2024.
En conclusión, Final Fantasy XVI: Echoes of the Fallen no es necesariamente el triunfal retorno a Valisthea que algunos esperaban. Aunque se dejó en claro desde su anuncio que este primer DLC sería pequeño y mucho más centrado en gameplay que en trama y cantidad de contenido, no deja de sentirse muy reducido como para causar una buena primera impresión. Esto es particularmente más notorio cuando tomas en cuenta que las misiones secundarias nunca fueron uno de los mejores elementos del original y lo que aquí recibimos es, esencialmente, una misión secundaria más para sumar a la colección.
Afortunadamente, falencias como una débil historia y muy poco terreno nuevo a explorar son compensadas con un fuerte énfasis en presentar nuevos jefes y emocionantes duelos que lucen lo que ya era un sobresaliente sistema de combate. Este título causo bastante controversia entre algunos seguidores por ser el primer Final Fantasy con batallas totalmente de acción más cercanas a las de un hack n’ slash como Devil May Cry o Bayonetta que al origen «Por turnos» de la saga. Con esto dicho, la calidad del gameplay de pelea es innegable e indiscutible. Estoy seguro que quienes gozaron en su momento de combinar variadas técnicas y crear vistozas cadenas de ataques para maximizar su daño al mismo tiempo que evadían a ágiles monstruos la pasarán muy bien, en especial al retar al imponente Omega.
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En resumen, si elementos como una historia bien desarrollada y amplias zonas a explorar son vitales para tu disfrute de las aventuras de Clive y compañía, entonces este primer DLC te dejará algo insatisfecho. Por lo contrario, si te gustó el lado de acción y combate de Final Fantasy XVI y quieres una buena razón para poner nuevamente a prueba tus habilidades ante temibles rivales cuyo poder retumba la pantalla en emocionantes duelos, entonces «Echoes of the Fallen» será el perfecto complemento para ir preparándote y hacer más llevadera la espera hasta la llegada de Rising Tide, el segundo DLC que promete ser mucho más grande, variado y completo.
Esta reseña fue escrita luego de jugar una copia digital de Final Fantasy XVI: Echoes of the Fallen brindada por Square Enix para PlayStation 5.
PUNTOS BUENOS
Más contenido centrado en el excelente sistema de combate de FFXVI. El nuevo calabozo "Sagespire" presenta muchísima acción de alto nivel. El jefe final, Omega, es uno de los más retadores y emocionantes de todo el juego.PUNTOS MALOS
Una trama mínima sirve más como excusa para las batallas y no influye en la historia general. Duros requisitos para empezar a jugar el DLC. Jugable solo si ya acabaste la campaña o has llegado a la misión final.CONCLUSIÓN
Echoes of the Fallen, el primer DLC para Final Fantasy XVI complementa muy ligeramente la excelente historia de Clive y compañía con una trama con algo de potencial; pero que finalmente tiene una influencia casi nula en los eventos que ya conocemos y solo sirve como una excusa para lucir otro de los componentes más atractivos de la experiencia: La acción y su sobresaliente sistema de batalla. No esperes nuevos poderes o habilidades por desbloquear; pero sí un amplio número de duras batallas contra múltiples jefes en una gran torre que equivale del clásico "Dungeon Secreto" que los clásicos Final Fantasy suelen tener y cuya ausencia se sintió mucho en el lanzamiento inicial. A esto se le suma un impresionante duelo con uno de los bosses más difíciles y emocionantes del juego y tienes como resultado un paquete que vale la pena su reducido precio; pero que está dedicado exclusivamente a quienes ya dominan el combate y buscan nuevos retos para probar su habilidad.