La más reciente entrega de la reconocida franquicia Demon Slayer, Demon Slayer: Kimetsu no Yaiba – The Movie: Infinity Castle, llegó hace unas semanas y finalmente pude verla. La saga de fantasía oscura ha sido un éxito desde sus inicios, desde el aclamado manga hasta el anime, que se transmitió en cuatro temporadas entre abril de 2019 y junio de 2024. Si hay algo en lo que todos podemos estar de acuerdo es que la serie siempre ha destacado por su narrativa dramática y trágica, su toque de terror y, por supuesto, sus impresionantes secuencias de acción. Infinity Castle continúa con estas tradiciones ofreciendo una aventura intensa, oscura y llena de adrenalina, con un apartado visual que realmente impacta. Sin embargo, hay que ser honestos: su narrativa y estructura no terminan de funcionar si se analiza como una película independiente, pero de eso hablaré más adelante.

Infinity Castle es la primera entrega de una trilogía pensada para cerrar la historia del anime. La película retoma justo donde terminó la Temporada 4, con el Cuerpo de Cazadores de Demonios disperso y atrapado en el castillo de Muzan Kibutsuji. La historia gira en torno a tres combates principales: primero, la maestra de respiración de insectos Shinobu contra la Segunda Luna Superior, Doma; luego, Zenitsu contra su hermano adoptivo transformado en demonio, Kaigaku; y finalmente, Tanjiro que obtiene una revancha contra la Tercera Luna Superior, Akaza. Si no estás al día con la serie, te costará seguir la historia, porque la película depende mucho del contexto de las temporadas anteriores.

Desde ya hay que decirlo, lo que realmente brilla en esta película son los combates. Son variados, dinámicos y visualmente espectaculares. Las técnicas de respiración de agua de Tanjiro, la respiración de insectos de Shinobu y los otros estilos que podremos ver durante la película lucen increíbles en pantalla gigante, además el castillo en constante movimiento agrega un extra de emoción y creatividad a las batallas. Y si lo estabas dudando, el componente de terror sigue presente: los demonios son únicos, los combates son brutales y siempre hay un fuerte sentido de peligro que mantiene la tensión en la experiencia.

El doblaje cumple, aunque personalmente me habría gustado verla en japonés. Aun así, el actor que interpreta a Tanjiro hace un buen trabajo, y las actuaciones de Doma y Akaza son memorables. Y es que los actores logran transmitir la maldad y complejidad de estos personajes, y algunos flashbacks, especialmente los de Akaza como Hakuji, logran añadir bastante tragedia y profundidad a la historia, al punto que es imposible no emocionarse con algunas de sus escenas.

Hablando de la estructura, hay que decir que Infinity Castle es un poco inusual. La película funciona como una serie de combates entrecortados con flashbacks y pausas explicativas, lo que la hace más un capítulo largo dentro de la serie que un largometraje independiente. Si la ves sin conocer la historia, es probable que te pierdas. Como película autónoma podría beneficiarse de una introducción más clara y algunos ajustes estructurales, pero dentro del contexto de la serie cumple perfectamente y prepara el terreno para el final.

En cuanto a la animación, no hay nada que reprochar. Cada escena está cuidadosamente diseñada, desde los paisajes hasta los combates. Los efectos visuales, la coreografía de las peleas y la atención al detalle hacen que la experiencia sea absorbente y emocionante de principio a fin. Hay momentos que te dejan con la boca abierta, y la forma en que se combinan acción, terror y emoción funciona a la perfección.

Si eres fan de Demon Slayer, esta película es un verdadero regalo. Combina todo lo que hizo grande a la serie: acción, emoción, terror y personajes memorables. No es perfecta como película independiente, pero como parte de la saga es una adición sólida que deja con ganas de más.

Demon Slayer: Kimetsu no Yaiba – The Movie: Infinity Castle ya está disponible en cines de todo el Perú, así que si tienes la oportunidad, no te la pierdas.

gamecored score 8.5

PUNTOS BUENOS

Las peleas son dinámicas, visualmente impactantes y aprovechan al máximo los distintos estilos de los personajes. Los paisajes, el castillo en constante movimiento y las coreografías de acción crean escenas memorables y envolventes. Tanto los héroes como los demonios tienen momentos emotivos y complejos, con actuaciones de doblaje que logran transmitir emoción y tensión.

PUNTOS MALOS

La película funciona más como una extensión de la serie que como un largometraje independiente, lo que dificulta seguir la historia sin conocer las temporadas previas.

CONCLUSIÓN

Demon Slayer: Infinity Castle es una espectacular y emocionante continuación de la saga, con combates y animación increíbles, aunque su estructura episódica dificulta seguir la historia sin haber visto el anime.