Once Upon a Katamari trae de regreso la loca premisa que inició hace ya más de 20 años con el lanzamiento de «Katamari Damacy», el título que no solo dio inicio a una extrañísima serie, sino que también definió una original idea que hasta ahora nadie ha logrado imitar con el mismo éxito ni carisma.

La base es simple: Rueda una pegajosa pelota conocida como «Katamari» y hazla crecer aplastando una enorme variedad de objetos en tu camino. Mientras más grande sea tu katamari, más grandes son los objetos que puedes añadir a él, creando una esfera gigantesca capaz de absorber muebles, personas y edificios enteros. Obviamente, las cosas no son tan fáciles como suenan y debes saber navegar tu bola con destreza a través de delgados pasadizos, empinadas rampas y complicados terrenos para evitar obstáculos de gran tamaño y hacerlo crecer tanto como el nivel te lo pide antes de caer ante la constante presión del tiempo corriendo en tu contra.

La premisa no era para nada pretenciosa ni compleja, tan solo una experiencia divertida donde tu habilidad con los sticks análogos es vital. Y aunque el gameplay era simple y genial, me atrevo a decir que el alma de Katamari Damacy se encontraba en su colorido y alegre mundo regido por el «Rey de Todo el Cosmos», un excéntrico personaje inspirado por el look del teatro kabuki japonés. Junto a él y su hijo, «El Príncipe», somos testigo de las desventuras y extrañas costumbres de un cast de graciosos personajes que parecen salidos de una comedia animada.

Y aunque la franquicia se ha mantenido viva a través de los años, y siempre presente en los corazones de sus fans, desde el pasado 2011 sus principales lanzamientos han sido spin-offs y remasters de sus primeras obras. Afortunadamente «Once Upon a Katamari» ha llegado para cambiar esto con una aventura totalmente nueva en la colorida saga ¿Tendrá lo necesario para revivir el cosmos o será que ya no le queda mucho por rodar al Katamari?

Once Upon a Katamari

La primera vez que acompañamos a El Príncipe fue cuando su padre, El Rey de Todo el Cosmos, accidentalmente destruyó las estrellas y los planetas. Para reparar la situación, él obligó a su hijo a reconstruirlas una por una siguiendo un curioso pero efectivo método: Rodar pegajosas pelotas conocidas como Katamari creando un efecto de «bola de nieve» atropellando tantos objetos como sea posible para crear enormes esferas del mismo tamaño de los viejos planetas. Acto seguido, lanzarlos al espacio y reconstruir el cosmos.

Secuelas como We Love Kamatari y Beautiful Katamari presentan tramas ligeramente distintas. La segunda incluso repite la catástrofe del original cuando el Rey del Cosmos activa un hoyo negro que destruye, nuevamente, a los planetas y estrellas. En pocas palabras, la gran premisa de la saga Katamari Damacy es la del Rey causando estragos y el Príncipe rodando katamaris para poder reparar las consecuencias. Lo que cambia es la excusa o la razón detrás de la necesidad de rodar nuevos katamaris y en el caso de Once Upon a Katamari, dicha excusa va más lejos que nunca antes.

En esta ocasión, el Rey se encuentra limpiando su hogar junto a la Reina y El Príncipe cuando encuentra un pergamino mágico que contiene toda la historia de la Tierra. Como es de esperarse, lo primero que hace el monarca es jugar con el pergamino como si fuera un báculo de acrobacias hasta lanzarlo tan alto por los aires que toda la información sale disparada. Siguiendo la costumbre, ahora es tarea de El Príncipe, y sus muchos primos, rodar katamaris para reconstruir las Eras de la historia humana viajando en el tiempo hacia periodos como el Antiguo Japón, el Viejo Oeste e incluso la Era Jurásica para crear nuevos y enormes katamaris llenos de memorias y eventos.

Como ves, la trama solo está aquí para hacerte reir un poco con sus extrañas cinemáticas y darte una razón para rodar katamaris hasta hacerlos tan grandes como cuerpos celestiales. No esperes nada complejo ni dramático, solo una larga serie de misiones junto a simpáticos personajes que posiblemente te robarán una que otra sonrisa.

Once Upon a Katamari

Pasemos entonces a hablar del núcleo de la experiencia: El gameplay. Once Upon a Katamari no reinventa la fórmula estrenada hace más de dos décadas. Aquí también controlamos al pequeño «El Príncipe» mientras empujamos las pegajosas esferas titulares atrapando cuanto desdichado objeto se cruce en nuestro camino. Para ello, tenemos dos opciones de control: El clásico, donde usamos los dos sticks análogos para avanzar (moviendo ambos hacia adelante) retroceder (moviendo ambos hacia atrás) y girar (moviendo uno hacia adelante y el otro hacia atrás) Existen también unas pocas jugadas avanzadas como presionar el stick para cambiar de dirección en 180 grados o jalar el gatillo izquierdo para ganar un «Turbo» girando al estilo de Sonic el erizo.

La segunda opción es el control «Moderno» mucho más simple y enfocado para novatos. Aquí solo usas un stick y mueves a tu bola como si se tratara de un personaje cualquiera en plataformero; pero particularmente creo que pierde algo del encanto. Una vez que hayas elegido tu configuración favorita es hora de rodar tu katamari a través de una larga colección de niveles dividida en «Eras» o mundos, cada una con su propia temática y una colección de escenarios a completar.

Cada escenario es esencialmente un ambiente lleno de objetos de distintos tamaños. Por ejemplo: En el mundo jurásico puedes encontrar desde pequeñas piedras y diminutos reptiles hasta gigantescos dinosaurios de cuello largo. Tu misión es ir atrapándolos gradualmente empezando con los más chicos hasta los más enormes pues a medida que tu katamari se llena de objetos e incrementa su tamaño, también aumenta su capacidad para absorber ítems más y más grandes.

Si bien la meta siempre es la misma, el objetivo puntual de cada escenario puede cambiar. Algunos te piden reunir un tipo de objetos como joyas o bebidas, otros te piden alcanzar un cierto tamaño y todos tienen siempre el tiempo en tu contra. En otras palabras, ésta es una experiencia de estilo «Arcade» donde tratas de alcanzar un puntaje mínimo para ganar y si lo excedes puedes alcanzar calificaciones mayores representadas por letras como C, B, A y S.

Once Upon a Katamari

Ahora, si bien el mayor enfoque se encuentra en el puntaje, también debes recolectar coleccionables como las «Coronas del Rey». Cada escenario esconde 3 de ellas y es necesario que las juntes pues solo así puedes ir desbloqueando nuevas misiones en cada una de las Eras. También puedes recoger items de apoyo ubicados en lugares estratégicos de cada nivel como un imán para atraer objetos, unos cohetes para moverte más rápido o un radar para encontrar coleccionables.

Adicionalmente también te topas con los primos del príncipe, que luego de ser rescatados de alguna curiosa situación (como ser raptado por medusas en el fondo del mar) se unen a tu roster de personajes jugables. Es aquí donde empezamos a ver los primeros toques del amplio sistema de personalización de personaje. No solo puedes cambiar a tu protagonista por algún otro en el mapa general de cada mundo, sino que además, al completar un escenario, recibes una buena variedad de recompensas y accesorios como sombreros, máscaras y más que puedes equipar sobre tu primo preferido.

Para usar estas opciones, basta con ir a tu máquina del tiempo, la SS Prince, y personalizar el look de tu héroe, cambiar el del interior de tu nave, dar una mirada a los archivos que con información variada como los objetos que has encontrado o volver a ver mirar alguna de las cinemáticas de la trama. Por si esto fuera poco, también puedes ganar más recompensas usando las monedas del Rey para canjearlas por cápsulas de premio al encontrar sus estatuas en los diferentes mapas.

Definitivamente, el gameplay de Once Upon a Katamari es simple y directo. Basta con aprender a rodar tu katamari rápidamente, dominar los controles y evadir aquello que aun no puedes absorber antes de aumentar tu tamaño. Tu disfrute por esta conocida premisa y dedicación por volverte un experto en ella son lo que define que tanto te divertirás con este juego. Como dije, más allá de las amplias recompensas y formas de personalizarte, ésta es una experiencia Arcade donde corres contra el tiempo en una misión tras otra, varias de ellas muy similares, para ganar más puntos y desbloquear más retos. En pocas palabras, si has jugado alguna previa entrega de la saga, ya sabes lo que vas a jugar aquí también.

Once Upon a Katamari

Ahora, si existe un modo particular a resaltar aparte de la clásica campaña de un jugador es el llamado «Katamari Ball». Éste es el modo competitivo de Once Upon a Katamari y lo desbloqueas justo antes de dejar la segunda era. Aquí compites contra otros 3 personajes controlados por la CPU, todos a la vez en el mismo escenario. Cada uno rueda su propio katamari y recolecta la misma colección de objetos.

Obviamente, el objetivo es conseguir más puntos que tus 3 rivales. Para esto, debes aumentar el tamaño de tu esfera tanto como puedas antes de colocarte debajo de la SS Prince y canjear los ítems que has capturado por puntos. Con esto dicho, siempre existe el riesgo de ser aplastado por un katamari enemigo de mayor tamaño. Si esto ocurre, no solo pierdes una buena cantidad de tiempo, sino también todos los objetos que tenías reunidos y que no pudiste canjear por puntos. Ahora, si no logras juntar más puntos que los demás, no todo está perdido, pues el Rey brinda bonos especiales al final de cada partida a quienes logren objetivos particulares, muy al estilo Mario Party.

Katamari Ball es una variante muy entretenida de la típica mecánica central y añade un toque extra de reto junto a la competencia directa. Seguramente pensarás, ésta es una excelente oportunidad para añadir un apartado multijugador y en ese caso tengo buenas y malas noticias. Para empezar, sí, puedes competir contra otros jugadores Online alrededor del mundo ya sea creando tu propia sesión o buscando alguna disponible. Lamentablemente, no es posible jugar en pantalla dividida o de ninguna otra manera con algún amigo localmente, perdiendo una tremenda oportunidad de convertir a Once Upon a Katamari en una muy buena opción para reuniones sociales.

Sinceramente espero que, en esta era de actualizaciones y parches, el equipo desarrollador se anime a agregar un modo Offline local para Katamari Ball pues creo que abriría las puertas a muchas sesiones llenas de diversión en el mismo sofá.

Once Upon a Katamari

Antes de dar las obligatorias conclusiones, quiero hablar rápidamente de los apartados gráficos y de sonido. Para empezar, Once Upon a Katamari se ve prácticamente idéntico a sus predecesores. Los personajes principales mantienen sus extraños diseños llenos de irreverente estilo y el mundo que los rodea parece hecho de papel doblado. Los seres humanos y otra criaturas son todas formadas por figuras geométricas simples y texturas de poco detalle, y por ratos pareciera que la franquicia no ha cambiado en lo absoluto en sus veinte años de edad.

Con esto dicho, no me parece algo malo. Ese look similar a una gran maqueta de origami es una parte importante de la identidad de Katamari Damacy y personalmente no lo cambiaría por ningún otro. Además, desde un punto de vista técnico, la simpleza de los modelos ayuda muchísimo a crear una gran cantidad de objetos sin causar problemas en el rendimiento al aplastarlos y amontonarlos en tu pegajosa pelota.

Donde sí tengo algunas quejas es en el uso de la Interfaz de Usuario. Al jugar, elementos como el medidor de tiempo, el contador de objetos e incluso una animación del Príncipe empujando el katamari toman casi por completo las cuatro esquinas de la pantalla. A esto hay que sumarle el gran tamaño por defecto de las letras invadiendo varios rincones visibles. Sin embargo, el mayor problema es sin duda el de los globos de diálogo del Rey. Estas murallas de texto aparecen al inicio de cada misión y cada vez que encuentras algún objeto importante junto a la gran cabeza del Rey del Cosmos para bloquear casi la mitad del área visible. Esto es sumamente molesto cuando te quedan solo unos pocos segundos para completar un nivel y tu «querido padre» no te deja ver nada de lo que estás haciendo.

Pasando a hablar del audio, pues aunque aquí no hay ningún tipo de actuación de voz y los sonidos son los mismos de siempre; debo resaltar la excelente banda sonora del título. Siguiendo el ya conocido estilo de la franquicia, tenemos varias canciones de estilo jpop o algunas baladas mucho más melódicas, muchas de ellas completas con líricas en japonés, llenando de vida a tus locas aventuras. Sin duda un gran trabajo por parte del equipo de sonido de Once Upon a Katamari.

Once Upon a Katamari

En conclusión, Once Upon a Katamari es, para bien y para mal, más de lo mismo de una franquicia que por ratos parece estancada en el tiempo; pero que al mismo tiempo es tan única y tan original que cambiarla drásticamente o tratar de renovarla podría dañar esa curiosa identidad a la que tanto cariño le tienen sus fans, incluso 21 años después del lanzamiento original.

Éste no es un título que pretenda ser más de lo que sus predecesores fueron en su momento: Divertidas experiencias arcade donde lo más importante es demostrar que tan hábil eres rodando tu katamari para conseguir muchos puntos antes de que se acabe el tiempo. Completa el nivel, alcanza la deseada calificación más alta y recibe recompensas estéticas que luego puedes lucir sobre tu propio personaje personalizado antes de competir contra otros en su pequeño modo multijugador Online.

Aquí no hay una historia complicada, ni mecánicas complejas, solo se te pide hacer una cosa, «Rodar tu Katamari» y aprender a hacerlo tan bien que ninguna condición o reto podrán evitar que alcances tus objetivos hasta alcanzar el final de una larga lista de similares misiones. Todo esto mientras disfrutas de una ligera historia interpretada por algunos de los personajes más graciosos y extraños que podrías ver en un videojuego. Eso sí, hubiera apreciado mucho si al menos hubieran sido un poco más cuidadosos con la ruidosa interfaz visual. No hay excusa para usar objetos y texto tan grande cuando ya llevamos 3 generaciones de consolas usando monitores HD o superiores.

Si nunca habías jugado Katamari Damacy o nunca te llamó la atención, éste claramente no es el momento de cambiar de opinión. No obstante, si ya eres un fanático veterano buscando una excusa para rodar nuevamente por el cosmos, aquí tendrás tan buena diversión como la tuviste en los viejos del tiempos.

Once Upon a Katamari
gamecored score 7.5

Este artículo fue escrito luego de jugar una copia digital de Once Upon a Katamari brindada por Bandai Namco para PlayStation 5. El juego estará disponible este 24 de Octubre en PlayStation 5, Xbox Series X|S, Nintendo Switch y PC.

PUNTOS BUENOS

Un cast de simpáticos personajes llenan de mucho humor toda la campaña. Mecánicas de estilo arcade, simples de entender; pero exigentes para alcanzar los mayores puntajes. Muchas opciones de personalización de personaje. Un divertido modo competitivo Online gracias a "Katamari Ball".

PUNTOS MALOS

La interfaz de usuario es tan grande y exagerada que puede hacerse molesta bloqueando elementos importantes. Recomiendo disfrutarlo poco a poco para no cansarte del gameplay central en sesiones muy largas. La falta de multijugador local es una tremenda oportunidad perdida

CONCLUSIÓN

Once Upon a Katamari es la primera secuela real de la saga en más de 5 años. Sin embargo, mantiene la misma identidad y experiencia que representa a la franquicia desde su lanzamiento hace más de dos décadas. En ese sentido, ésta es nuevamente una experiencia arcade construida sobre una simple pero divertida premisa: "Rueda tu katamari y hazlo crecer". El nivel de diversión que obtienes de esta obra dependerá de que tanto te agrade esta mecánica central y repetirla hasta volverte un experto para alcanzar los puntajes más altos. Sí, es más de lo mismo; pero cuando se trata de algo tan original y único, puede ser exactamente lo que los acérrimos fanáticos necesitan.