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Pareciese que a penas salimos de una empieza otra. Después de años lidiando con la escasez y el los altos precios de las GPUs provocado por la fiebre del crypto mining, ahora la industria enfrenta un nuevo golpe: la creciente demanda de memoria RAM impulsada por la carrera global por la inteligencia artificial. Y esta vez, el impacto no solo recae en los jugadores, sino en cualquier persona que utilice dispositivos electrónicos.

Para entender la gravedad del problema, basta revisar lo ocurrido en las últimas semanas: el precio de la RAM DDR5 ha aumentado en algunos casos hasta un 110%, con muchos modelos duplicando su valor en apenas un mes. Esta escalada, lejos de frenar, podría intensificarse conforme pasen los próximos meses.

Tim Sweeney, CEO de Epic Games, hizo pública su preocupación al señalar que empresas como OpenAI, Microsoft, Google o Amazon están acaparando la producción de RAM. Gracias a inversiones gigantescas y apoyo gubernamental, estas compañías están firmando contratos colosales con fabricantes como Samsung y SK Hynix, relegando a los fabricantes de productos de consumo a posiciones competitivas desfavorables.

La inteligencia artificial se ha convertido en el nuevo eje estratégico de gobiernos y corporaciones, vista como una herramienta clave para seguridad nacional y reducción de costos operativos. Esto ha generado una demanda sin precedentes de electricidad, infraestructura, chips y, sobre todo, memoria. Con enormes subsidios financiados muchas veces por los contribuyentes, OpenAI y otras firmas pueden pagar precios que ninguna marca de laptops, consolas o televisores puede igualar.

Algunas empresas han optado por acumular inventario para evitar trasladar estos incrementos a sus productos. En el caso de Microsoft, se afirma que existe un stock saludable para Xbox y Surface. Sin embargo, estas reservas no son eternas, y cuando se agoten, el precio de dispositivos como consolas, televisores y laptops podría experimentar alzas dolorosas para el bolsillo del consumidor.

Los primeros en sentir este impacto ya son quienes buscan actualizar sus PCs. Con Samsung, SK Hynix y Micron controlando cerca del 90% del mercado global, la capacidad de producción es insuficiente para igualar la demanda enorme y repentina del sector IA, lo que deja a los usuarios comunes compitiendo por los “sobrantes” de una industria que prioriza a los gigantes tecnológicos.

Esta situación se suma a los cuestionamientos crecientes en torno al verdadero valor de la IA. A problemas como el consumo desmedido de energía, el uso intensivo de agua, el aumento de emisiones, los despidos masivos, la proliferación de desinformación y el desgaste emocional asociado a su uso, ahora se añade la inflación acelerada del hardware de consumo, afectando directamente la calidad de vida de millones.

Así, la promesa de que la inteligencia artificial vendría a mejorar la vida cotidiana se enfrenta a un escrutinio cada vez mayor. La combinación de demanda descontrolada, subsidios millonarios y una capacidad de fabricación limitada está creando una tormenta perfecta que recae sobre el consumidor, que una vez más se ve atrapado en una crisis.

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Johann Aldazábal

Director Editorial | Analista de la industria de los videojuegos y el entretenimiento | Psicólogo Clínico | Músico amateur, geek, cinéfilo.